19 marzo, 2007

Ingenieros de calle

Los ríos Saja y Besaya confluyen cerca de Torrelavega y se dirigen en armoniosa compaña hacia el mar siguiendo los cauces de una ría llamada Ría de San Martín.

Las playas de Suances y Cuchía, tan cercanas, tan lejanas, contemplan la llegada de los dos ríos y el mar, como molesto por tal irrupción choca sus aguas con fuerza provocando una curiosa mezcla de olas, corrientes, rocas y arena que hace harto complicado el navegar de botes, barcos pesqueros o incluso cargueros que, intentando aprovechar la supuesta navegabilidad de la ría, tratan de aproximarse a un puerto fluvial cercano y cargar mercancías de las fábricas lindantes.

Este fin de semana, un buque, bien cargado de contenedores intentaba salir a mar abierto desde la ría y, parece ser mal guiado por el práctico, encalló. Quedó cruzado en mitad de la ría y generó por un lado un quebradero de cabeza para muchas personas y una diversión infinita para muchas otras, entre las que, como es de suponer, me encontraba yo.

Han sido dos días de batalla desigual. Bancos ocultos de arena, barco cargado hasta los topes incrustado en tal fondo y olas aviesas contra remolcadores, cabos e ingenieros. Y ahí estaban, si, los ingenieros que trabajaban e ideaban argucias contra el enemigo. Poco escuchaban a los 'otros' ingenieros.

Nunca vi una aglomeración tan grande de entendidos en la materia y todos con ideas tan dispares. Que digo yo que si se entiende algo se tendrá que tener en común. Pues no. Eramos cientos de personas situados en el muelle a escasos metros de la operación. Unos, incultos, callábamos y a lo más que llegábamos era a preguntar si lo que hacían los remolcadores tenía sentido, otros, los 'ingenieros de calle', en primer lugar criticaban todo lo que hacían los 'currantes', que si ese cabo se va a romper, que si están locos girando el barco de esa forma, que si la carga se iba a caer por la borda, que si seguían así iban a hacer zozobrar el navío. Cada cual que hablaba criticaba pues en primer lugar lo realizado, pero oh curiosidades del destino, en segundo lugar criticaba con más virulencia la idea del 'ingeniero de calle' vecino.

Que si tu no tienes ni idea, que si así te van las cosas, que si haciendo lo que tu dices pasa lo mismo que con todo lo que haces, y al final, casi se llega a las manos para dirimir quien de los dos ( o de los 15, da igual) tiene más razón no en la bondad de su idea sino en la maldad de la del vecino. Hubo instantes en que las trifulcas de los 'ingenieros de calle' concitaban más atención que la batalla de los remolcadores contra la ría y su arenal.

Al final sucedió lo que tenía que suceder. De noche, mientras pocos miraban el barco salió de su prisión, los ingenieros reales volvieron a su casa con el deber hecho y los ingenieros de calle volvieron al bar a pensar que todo se había solucionado gracias a sus ideas ("ya_lo_dije_yo" era su frase favorita) y a trasegar el alcohol como remedio de cura de los males del vecino.

Qué bonito es pasar un fin de semana en mi tierra.

Sed felices, nunca cejeis en ese intento.

Mistery.

2 Comments:

At 9:58 a. m., Anonymous Anónimo said...

Querido Mistery,
Anda que no te lo has pasado bien tú...
Y es que no hay nada mejor que ser el espectador de las crónicas de la calle.
Yo me lo paso pipa en verano, tumbada en la playa al sol y escuchando las conversaciones de los vecinos de toalla, jajaja. Llámame cotilla, sí, lo admito pero te aseguro que tengo material para escribir un libro...

Bueno, te deseo un feliz lunes, si es que eso es posible...

Un millón de besos mil.

 
At 7:13 p. m., Anonymous Anónimo said...

Suances, Cuchía, Santillana, San Vicente, Comillas...quién pudiera teletransportarse cada tarde a tu tierra: Los lunes a leer un ratito en la Playa de los Caballos, los martes a pasear a la vera de La Colegiata de Santillana, los miércoles pescaítos en San Vicente, los jueves remembering adolescente en Comillas y los fines de semana paseo por los Picos de Europa (hasta el Naranjo he subido yo!!)

Madre mía que invierno tan laaaargo!!!

 

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