20 febrero, 2007

Silencio elocuente

Dice un viejo aforismo que la política es el arte de convertir un problema en una oportunidad. Y dice un corolario aún más cínico que si no existe el problema, habrá que crearlo (y si no que se lo pregunten a George con Irak y ahora Irán).

El domingo pasado los andaluces fueron convocados a pasarse por los colegios electorales a decir que si a lo que todo el mundo ya sabía previamente que se iba a decir que si. Como en los colegios electorales no entienden ni de finos ni de tapas el resultado fue el que todo el mundo esperaba. No fue casi nadie.

Algunos podrán argumentar que como no había incertidumbre en el resultado la masa no se movilizó; puede ser. Pero yo, escéptico de mí me inclino a pensar que toda esta furia/fiebre estatutaria que nos invade, fuera aparte de las tradicionales reivindicaciones catalanas y vascas, no es más que un invento de los políticos para autojustificar su sueldo. Luego, cuando sales a la calle, te das cuenta de que a la gente lo que le preocupan son otras cosas, otros problemas.

En la redacción de los estatutos se nota esa distancia. Se supone que una constitución, un documento de base, ha de ser un documento poco extenso, que marque unas normas básicas estratégicas y que a partir de ahí se construyan leyes más específicas. Los estatutos que ahora se están aprobando tienen tanta literatura y entran a tan minúsculos detalles que se nota que los políticos quieren de un plumazo construir el edificio y poner los acabados del inodoro y claro, los demás les miramos perplejos y si podemos, les abandonamos.

Hay un libro de Saramago en el que un pueblo asombra a sus políticos pues casi todo el mundo vota en blanco. La reacción de la clase dirigente fue obvia, sacar los tanques a la calle. No pueden vivir si nosotros. Nosotros, me parece a mí, podemos vivir sin ellos, si ellos no saben que son nosotros.

Sed felices, nunca cejeis en ese intento.

Mistery.

1 Comments:

At 10:24 a. m., Anonymous Anónimo said...

Querido Mistery,

Si además de convertir el problema en una oportunidad, ésta es susceptible de engrosar el patrimonio personal del político, nos encontramos frente a la definición de: Político Marbellí y similares...

Cada día que pasa estoy más convencida de que los políticos tienen una secuencia genética específica y distinta a la del resto de mortales. Por lo menos a la mía.

Se te agradece este desparrame creador. Dos días seguidos!!!

Besos mil.

 

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