22 febrero, 2007

Mucho ruido

Un juez ha condenado a pagar al Ayuntamiento de Zaragoza una multa de cuantía muy elevada debido a que no ha cumplido con la normativa de silencio.

Unos 55 vecinos denunciaron el insoportable ruido que venía de una zona de copas situada en los bajos de su casa. Parece ser que no se cumplían con las normas de cierre y de insonorización y al final el Ayuntamiento tendrá que pagar.

Animados por la sentencia, se han multiplicado las denuncias de vecinos que, desesperados por el ruido que tienen que soportar, no saben ya muy bien qué hacer. El otro día leía un artículo en el que varias personas afectadas por lo que se denomina contaminación acústica contaban su infierno. Psicólogos definían los males de estas personas como de los peores que habían visto.

Yo, afortunadamente, sólo he tenido que soportar esta situación una semana de mi vida. Fue durante unas vacaciones, en un apartamento que tenía una situación como la que se ha contado. Confieso que fueron las peores vacaciones de mi vida. Tenía la música, las copas, el humo, las charlas de la gente pegadas a mi oreja sin posibilidad de escapatoria alguna. Acabé desquiciado y eso que eran vacaciones, que por la mañana podía dormir un poco y que la cosa duró tan sólo una semana, pero estoy convencido de que si esa hubiese sido mi casa, la habría cedido a los okupas pagando encima dinero.

Los vecinos de Tres Cantos, municipo madrileño, han salido a la calle a protestar por el cambio de rutas de los aviones que aterrizan o despegan de las nuevas pistas en Barajas. Las aeronaves pasan por encima de sus casas y el ruido además de machacón, es constante. Estas personas cuando adquirieron su vivienda lo hicieron en una zona alejada de pistas y rutas y ahora se encuentran con un ruido que no existía cuando ellos fueron allá a vivir.

El ruido mina la moral, cansa, agota, destruye fuerzas y ha de ser considerado como una agresión. No me vale como excusa la libertad de los demás (argumento muy utilizado por aquellos que dicen que la calle es de todos y que a ver dónde se van a divertir). Así que bienvenida sea la sentencia de Zaragoza; esa y muchas más.

Sed felices. Nunca cejeis en ese intento.

Mistery

1 Comments:

At 11:28 a. m., Anonymous Anónimo said...

Querido Mistery,
Yo nunca he sufrido de eso, por suerte, pero reconozco que ha de ser horroroso...
El ruido como bien dices, según sea su intensidad, tipo y frecuencia puede llegar a desquiciar.
Además hay ruidos que si de día se sobrellevan en el momento en que intentas conciliar el sueño alcanzan el calificativo de ensordecedores...

Últimamente me estás consintiendo mucho,mucho. Este derroche de pluma luego te pasará factura en forma de reclamaciones...
Que es sabido que cuánto más le dan al tonto más quiere, jajajaja.

Mil y un besos.( Ud. los merece )

 

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