02 mayo, 2007

Arte bajo sospecha

Contaba el otro día un programa de la televisión de estos que les gusta regodearse en el escándalo y las imágenes truculentas un interesante 'experimento'.

Una reportera se planta en una guardería con un lienzo en blanco y un carretón de pinturas. Extiende las pinturas al óleo en la mesa, junto al lienzo y les dice a los niños que hagan con ellas lo que les venga en gana en el lienzo. Por supuesto, los tiernos infantes no dejan escapar una ocasión así y manos abiertas en ristre se abalanzan sobre las pinturas en primer lugar y una vez bien manchados aporrean el lienzo. Una vez que las manos no son suficientes para manchar el trapo usan lo que buenamente su 'espíritu artístico' les inspira.

Finalizada la obra, la intrépida periodista se 'cuela' en la feria de arte más emblemática de Madrid, Arco, y aprovechando un supuesto despiste de los guardas de seguridad, cuelga 'la obra' en una pared de tal modo que compite con el resto de obras maestras que por allí se exponen.

El resultado verdaderamente impresiona. Supongo que las entrevistas que muestra el reportaje están sesgadas y que sólo opinan los pardillos que se han dejado engañar por el ardid, pero no son pocos los que opinan sobre el cuadro, los que lo alaban, los que hablan de la 'tremenda carga sexual (!)' que el autor ha utilizado en sus trazos y los que finalmente se atreven a tasar la obra en sus buenos miles de euros.

El otro día un diario neoyorquino hizo otro experimento. Puso a uno de los mejores violinistas de la actualidad, Joshua Bell, a tocar el violín en una de las estaciones de metro de la Gran Manzana a una hora punta. Los expertos opinaban que el virtuosismo del maestro haría que se formase un corro considerable ante él y que la recaudación de su 'manta' sería de las de época. ¡Oh sorpresa!, el corro no fue tal pasadas dos horas y la recaudación no dio ni para un bocata del buen violinista. Vamos, que los neoyorquinos en hora punta no miran a un violinista ni aunque éste sea un maestro mundial o aunque se suba a un tejado que sería lo suyo.

Dicen que el arte para ser tal ha de provocar sentimientos, ha de mover el espíritu y que para hacer tal cosa no sólo la obra o el artista ha de hacerlo sino que el entorno ha de ser el adecuado. Ambos experimentos muestran ésto por un lado, si nos encontramos en el ambiente idóneo apreciamos lo que vemos o nos sentimos predispuestos a ello, mientras que por otro lado lo que demuestra es que en el mundo del arte hay mucho papanatismo y que una cosa es buena porque alguien a que damos cierta capacidad de prescripción nos dice que es buena.

Intentaré a partir de ahora opinar poco si alguien me pregunta algo sobre un cuadro y desde luego si veo a un violinista en el metro, trataré de reconocerlo antes de continuar mi senda jejeje

Sed felices, nunca cejeis en ese intento.

Mistery.

1 Comments:

At 7:44 p. m., Anonymous Anónimo said...

Querido Mistery,

El reportaje del que hablas, lo ví en su dia en televisión y realmente era curioso ver las opiniones de los visitantes de ARCO, que hasta connotaciones sexuales le encontraban.

Y yo te confieso, que me gustaba más el cuadro de los niños, que alguno de los que allí se exponían...

Yo , que no soy una entendida ni pretendo serlo, simplemente sé lo que me gusta y lo que no...

Y lo que te aseguro que me encanta, son estas semanas que empiezan en miércoles, jajaja.

Besos mil.

 

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