10 octubre, 2006

Más ejemplos deportivos

Al final siempre extraigo muchas ideas y conclusiones para mis escritos de los acontecimientos deportivos.

Por un lado, claramente como buen españolito, empiezo a leer los periódicos por la página de deportes y por otro lado, en cuanto paso a otras páginas me entra tal depresión y desánimo que me vuelvo a leer las noticias deportivas.

Fui este fin de semana uno de tantos que a las 7 de la mañana estaba con los ojos abiertos viendo a bólidos dar vueltas y vueltas a un circuito en el que había una noria que también daba vueltas y vueltas pero en un plano distinto.

Era un duelo de titanes. Un duelo de esos que marcan época y épica. El viejo campeón orgulloso enfrentándose, apoyado eso sí en la mejor mecánica y los mejores árbitros, a la joven estrella emergente, fiera y altiva, el símbolo de los nuevos tiempos.

El desenlace de la novela puede suponer en sí mismo un guión perfecto para el cine de Hollywood. Una avería a destiempo se interpone en el camino del viejo campeón y abre las puertas al héroe del nuevo tiempo que entra victorioso en la meta mientras su rival se retira cabizbajo y derrotado.

Pero, ¿era realmente así?. Mis ojos no vieron exactamente eso. Mis ojos vieron al campeón derrotado que asumía deportivamente su derrota, que se abrazaba con sus compañeros de equipo, que triste pero orgulloso reconocía que hasta ahí habían llegado y que la batalla en sí misma podía ser un fin tan recompensador como la victoria.

En el otro lado de la escena, el campeón naciente movía ridículamente brazos y piernas en danzas que no tenían ni sentido ni ética. El mismo ser que días antes había arremetido públicamente, sin reparos, a voz en grito contra sus propios compañeros se abrazaba a ellos en un gesto en el que más que abrazarse exigía que le abrazasen pues el triunfo era suyo y sólo suyo.

Puede que todo sea pantomima. Que el uno no sea tan caballeroso en la derrota (y múltiples muestras de ello ha dado) ni que el otro sea un egoista ególatra bien pagado de sí mismo y de su genio (algo que es indudable). Pero lo lamento profundamente. El otro día, el nuevo campeón perdió una oportunidad de oro de demostrar que además de un excelente conductor es un excelente deportista.

Los ídolos son modelos. Marcan estilos y pautas y quizás estos ídolos que están naciendo no hagan otra cosa que extender la tendencia que vivimos. La solidaridad con tu equipo, el pertenecer a un colectivo que trabaja conjuntamente para un fin está convirtiéndose en una utopía. Menos mal que siempre nos quedará la selección de baloncesto.

Sed felices, nunca cejeis en ese intento.

Mistery

3 Comments:

At 11:33 a. m., Blogger LARA said...

El saber estar, el comportamiento correcto, ético y deportivo,
no lo enseñan en ningún colegio de pago.
¡Lástima!
Con cariño de Lara.

 
At 7:25 p. m., Anonymous Anónimo said...

Queridísimo Mistery,
Que sabias son tus palabras, hoy, probablemente más que nunca,nuestra sociedad se empeña en fabricarnos ídolos de barro. ¿Será que quieren distraernos para que no veamos si va a llegar la lluvia y deshacerlos?.

 
At 2:02 p. m., Blogger Rosa said...

Bueeeeenooooo, tampoco debemos ser así. O no recuerdas los aspavientos del kaiser en Indianápolis? Y de verdad te has creído que da por perdido todo? Y no es un poco de teatro abrazar a todos sus mecánicos delante dela cámaras? Por lo que sé, se hace mucho paripé en este deporte y cualquier gesto se usa para amedrentar-desmoralizar-despistar al contrario.
En cualquier caso, la juventud es lo que potencia nuestra sociedad, porque ya me contarás, considerar viejo a Shumi, con 37.... Dónde quedamos otros, pues?
Besotes.

 

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