19 abril, 2006

Ronaldinho

Ya, ya se que escribir de fútbol no está bien visto. Que es demasiado 'vulgar'. Pero qué quereis que os diga, un personaje como el que da título a este blog de hoy merece algún comentario que otro.

Siempre me ha parecido que el talento, sea para lo que sea en la vida, es algo que hay que cuidar, mimar, entrenar y sobre todo, no utilizar como arma arrojadiza contra aquellos que no han nacido con ese don especial (fundamentalmente porque al día siguiente te encontrarás con esa misma persona en otra situación en la que los dones se hayan intercambiado).

Recuerdo como enseñanza especial las ideas que me vinieron a la mente viendo la película de Mozart, Amadeus para ser más exactos. El pobre Salieri sufriendo desesperadamente ante el talento desbordante de aquel mocoso que además de talento tenía pocas neuronas relacionales (por decirlo de una forma petulante).

Así, cuando veo a Ronaldinho jugar al fútbol, haciendo gala de su talento, con una sonrisa casi perenne en la boca, disfrutando, haciendo disfrutar, mostrando lo más hermoso de este deporte (que aún a pesar de tanto merchandising, marca, as y demás, sigue siendo un deporte hermoso) pienso que al talento natural hay que añadir naturalidad a la hora de mostrar el talento. Esa y no otra es la forma de pagar a quien corresponda por el don recibido.

Sed felices, nuca cejeis en ese intento.

Mistery.