14 marzo, 2006

¿Asesinos o héroes?

Mientras en muchos sitios del mundo se brindaba con champagne, cava o lo que sea, se oía tañir triste una campana en un pueblo de Serbia. Milosevic, carnicero para unos, héroe para otros, había muerto, de forma natural para unos, asesinado para otros.

Nos lo han querido pintar como el dictador más sanguinario que ha existido en Europa tras Hitler y en su país muchísimas personas, demasiadas para mi gusto, reverencian su figura y a partir de ahora enaltecerán su figura como martir de la causa balcánica.

Un día leí en un libro que si Vercingetórix hubiese adivinado el movimiento sorpresa del ala derecha de ataque de las tropas de Julio César en la batalla de Alesia, hoy este último personaje sería recordado como un asesino criminal, golpista, y casi genocida y no como el genio militar, legislativo y literario que figura en todos los libros de historia que estudian los niños.

La historia se escribe de formas peculiares y casi siempre es redactada por quienes vencieron en los combates. Aún a falta de elementos de contraste y aún a sabiendas que mi opinión puede haber sido previamente manipulada, espero que el trato que concedan las generaciones futuras a este infausto personaje sea el de un ser denigrante, abyecto, asesino y alejado de cualquier forma de heroicidad (aunque cuanto más conozco a los héroes más los aborrezco).

Ojalá que en un futuro nadie pase a la historia como ser digno de admiración teniendo a sus espaldas un historial de muertes, torturas, bombardeos, dolor y sangre (si se mira hacia atrás, hay poquísimos que estando en la misma no tengan ese historial adosado).

Sed felices, nunca cejeis en ese intento

Mistery.