06 febrero, 2006

La Cuatro

Aquello ya comenzó mal cuando el edificio fue inaugurado dos años antes de empezar a ser utilizado. Cosas de la política en campaña electoral, decían, pero aquella inauguración venía a ser el colofón magistral de la legislatura de la mayoría absoluta que acabó en fiasco.

En la segunda inauguración todo olía a nuevo y a raro. Que allí estuvieran todos los que segundos antes se sacaban los ojos, todos sonrientes y todos admirando los arcos y las estructuras hacía pensar que por fin teníamos motivos de concordia.

Rápidamente los elementos han puesto a cada uno en su sitio. Las maletas se han empeñado en ir a sitios distintos de los de sus dueños (seguramente espantadas al ser gestionadas por seres mecánicos sin alma), los aviones, hartos de buscar un sitio para aparcar (los ingleses lo llaman finger y a mi me recuerda, rijoso que soy, a un.. en fin, no lo digo). Los aviones, digo, sin finger que llevarse a la puerta, se retrasan en el aire o en las pistas, las máquinas de facturar dicen que no facturan, leche y para completar el panorama, los accesos son privados porque oh curiosidades de la vida, el terminal está inaugurado pero el metro ni ha comenzado a excavar sus oscuras galerías para llegar al recinto.

Dicen que los ensayos previos a la inauguración fueron un desastre y que todo lo que ha pasado hoy ya pasó anteriormente. Pero, los políticos quieren demostrar su capacidad de gestión inaugurando cosas que nos complican la vida. Seguro que cuando se pongan contentos porque han arreglado el problema que ellos mismos nos han provocado, inaugurarán por tercera vez el chirimbolo. Seguro que será cuando estemos cerca de las próximas elecciones.

Sed felices, nunca cejeis en ese intento

Mistery.

1 Comments:

At 1:56 p. m., Anonymous Anónimo said...

Hace ya varios días, mi amiga Inma (programadora en tan modernísima construcción) comentaba la visita de "me-llena-de-orgullo-y-satisfacción". Pero la verdadera intención de mi rubia colega no era la anécdota Majestuosa, sino advertirnos, cual adivinadora de mal agüero, parafraseando a Gandalf el gris:
-"Huid, huid insensatos!".

Y es que había asistido a los ensayo-error de los simulacros en tan magnífica obra.

Ahí es ná.

 

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