20 febrero, 2006

La tristeza del rico

Lo tiene todo. Ha sido todo en lo suyo. A su manera, eso sí. Con tremenda eficacia, con economía en el esfuerzo. El sueño de cualquier empresario, vamos.

A pesar de todo ello, o quizás por culpa de ello, la gente le pita. No le perdondan que no corra, que no sude, que no lo entregue todo y él está triste. El quiere que le quieran, no le bastan los millones de euros que cada día caen sin pausa en su cuenta corriente y dice apesadumbrado que nunca se ha sentido a gusto en ese sitio donde tanto le pagan. Como si viviese en una jaula de oro.

Los que pagan esa jaula de oro se miran anonadados. El dinero debería pagar la felicidad así como el rendimiento y al final ni lo uno ni lo otro.

¿Es lícito sentirse triste cuando se vive como todo el resto del mundo sueña vivir?.

Preguntádselo a Ronaldo, mientras tanto yo seguiré mi propio consejo e intentaré ser feliz nuca cejando en ese intento (aunque me pite mi jefe)

Mistery.

1 Comments:

At 8:31 a. m., Blogger Ruinas y Deseos said...

Retornas a la trinchera con tu caja de iras vacia. Muy "humano" ha sido hoy el comentario.

Desde el mediterraneo se han añorado tus palabras.

Con Cariño.

 

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