02 septiembre, 2005

Ay!, ¡qué dolor!

Ayer, inmerso en mi eterna batalla contra mi enorme barriga me fui al gimnasio a quedarme quieto mientras una cinta se movía bajo mis pies.

Como mi gimnasio es muy pijo, a los que nos sometemos a esa tortura nos dulcifican el trago poniéndonos la tele delante y unos cascos en los oídos. Así, mientras sudas te enteras de lo que pasa en el mundo. Interesante, ¿verdad?

Pues nada. Ahí estaba yo con mis pulsaciones contenidas cuando sale una noticia en el telediario....

"Una científica sudafricana inventa el artiulgio definitivo contra las violaciones".

El invento consiste en una membrana que se coloca la señora en su sexo. Vale. El truco está en que cuando entra el pene del violador de la susodicha membrana salen una especie de ganchos tipo boca del alien que le pegan un ñisco al miembro viril ese que le quitan la virilidad para los restos.

La científica asegura que el dolor es tan intenso que el violador se queda turulato y la supuesta vícitima se puede ir tranquilamente. Además el violador sólo puede remediar su agonía yendo al hospital y, claro, ni la policía ni los médicos son tontos....

Todo esto lo contaban con gráficos suficientemente explicativos del miembro atrapado entre las fauces del alien.

Y yo corriendo e imaginándome ahí atrapado. No porque yo sea un violador, no, sino porque en cuestiones de dolores de ese tipo los hombres somos muy solidarios. Vamos, que me dolía en salva sea la parte mientras corría.

Además se me ocurrían otros usos para la membrana esa que no fuese sólo para violadores... Anda que algunos maridos no iban a caer víctimas de las garritas esas ....

Cuando llegué a casa, mi santa me dijo que si hacíamos uso del matrimonio... "me duele la cabeza", contesté ...

Sed felices, nunca cejeis en ese intento...

Mistery.