12 mayo, 2005

La cocina

Ufff, ¡de cuantas cosas quiero escribir hoy!

Empezaré por aquella que da título a la columna. "La cocina".

He aprendido muchas cosas de mi jefe (aprovecho que él no lee ésto y así nadie puede interpretar como que estoy haciendo la pelota). Una de ellas es que los grandes acuerdos se consiguen en pequeñas reuniones, lo que él llama "la cocina". Los que verdaderamente deciden las cosas se reunen en un separado, se miran a los ojos, hablan entre ellos, sin focos, sin necesidad de aparentar, cada uno cuenta su problema y al final deciden cuales son los puntos de acuerdo sobre los que construir la solución. Luego, en la reunión grande, delante de todo el mundo, escenifican parte de sus desacuerdos, se tiran las puyitas adecuadas y al final todos quedan como vencedores.

¡Ea!. Este país, la política de este país, necesita una cocina pero ¡ya!. El parlamento se parece más a una tertulia de Gran Hermano que a un sitio donde se deciden cosas importantes. Yo tengo mis propias opiniones sobre estos grandes temas que se discuten, pero es que creo que ya no importa tanto quien tenga razón, sino que se pongan de acuerdo de una pastelera vez. Sinceramente. Es más importante el acuerdo que la razón. Señores políticos. Dejen de mirarse a sus ombligos y observen que este país no entiende tanta ira.

Segundo tema. Lo de los niños. Criado como fui en la cultura de que los juguetes eran cajas de cartón, que la calle servía para todo y que tu casa era el último sitio en el que querías estar, puedo tender a pensar que lo de ahora va a acabar por crear niños fundamentalmente tontos. No se. Creo que el problema es mucho más profundo. Vivimos en una sociedad en la que la riqueza se genera fundamentalmente en la venta, ya que realmente nosotros hace tiempo que no producimos nada (no tenemos mucha agricultura, ni ganadería, ni industria manufacturera). No estoy hablando de España, estoy hablando de eso que llamamos primer mundo. Así que para que todo funcione, tenemos que comprar mucho, que el dinero se mueva, vamos. Es sabido que comprar lo no necesario es un impulso emocional y nada hay más emocional que satisfacer a un niño (y más si haciéndolo nos quitamos al niño de encima). Me temo, pues, que la cosa no tiene otra solución que aprender a lidiar con lo que nos ha tocado.

Tercer tema. Lo de las mujeres en el trabajo. Recuerdo mis viajes de chaval con mi padre en el coche. Viajes de muchísimos kilómetros en carreteras horribles. Siendo pesado como era, yo siempre quería llegar. Mi padre me decía: "Niño, ¿pero no ves todo lo que hemos avanzado?. Yo, que era un niño de lo más repelente siempre contestaba. "No importa lo que he avanzado, importa lo que falta para llegar". Pues eso. Si miras hace 20 años, la situación de la mujer en el trabajo ahora es maravillosa, pero, ¿hemos llegado al final?. No. Por supuesto que no. Faltan demasiadas cosas. Así que lo único que queda es continuar el camino. No desesperarse. Mirar atrás de vez en cuando para darse cuenta de que estamos en la senda correcta y no detenerse nunca.

Uffff...¡ qué largo me ha quedado hoy ésto ! (espero que no hayais bostezado demasiado)

Sed felices. Nunca cejeis en ese intento

Mistery.

1 Comments:

At 4:42 p. m., Blogger Unknown said...

Por supuesto que no hemos llegado al final.Soy de las que piensan que esta claro que el acceder al mundo laboral ,no ha sido facil,y no lo esta siendo.Para mi no se trata de ser de un sexo u otro,sino el mostrar una preparación para el trabajo,sin ningun tipo de discriminaciones.
Y visto desde mi punto de vista de femina,las mujeres no pretendemos estar a la altura de un hombre,sino en el lugar que nos corresponde,y no abdicamos de unos valores y cualidades que nos hacen únicas.Tmb el hombre tiene las suyas, pero de esas nos preocuparemos en otro momento,jajajaja,cuando llegué el dia no muy lejano, en el que sean ellos los que se encuentren en franca minoría.

P.d: A mi el título de este blog ..¡ME DA UN HAMBREEEEEE¡¡

 

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