05 mayo, 2005

Alberto y Espe

Para mi que se quieren. Que se molan, vamos. Pero como en todas las historias de amor, sobre todo las victorianas (y estos chicos son muy victorianos) , ésta es una historia de un amor imposible.

Para empezar, la Espe tiene una doble vida. Durante el día es una hacendosa ama de casa, amable, simpática, preocupada por el precio de las alubias y de los cotilleos de la Terelu. En sus ratos libres se dedica a gobernar una comunidad autónoma, pero vamos, eso es casi un hobby. A otras les da por jugar al bridge, qué quieren que les diga.

Estoy convencido sin embargo, que por las noches se transforma en un ama dominante. De esas de látigo y látex para aclararnos. Coge a sus consejeros y a sus colegas de partido y les somete a sesiones varias. Entrena la lengua viperina y saca a relucir la mala leche.

Por otro lado, Alberto, sigue en el cole. Es el delegado de clase, claro está. Apunta a los niños cuando se porta mal, prepara el pupitre para cuando llega el profesor y se sabe todas las lecciones, las pasadas, las presentes y las futuras. Sufre en silencio el desprecio de todos los demás alumnos de clase. Los estudiosos porque es más estudioso y pelota que ellos. Los bandarras porque siempre los bandarras han odiado al delegado de clase. Alberto se siente incomprendido porque sufre la soledad del poder del delegado de clase.

Y ellos dos, ahora que la vida les ha puesto frente a frente, y nunca mejor dicho, se gustan. Se miran con ojos golosos y el uno le pone a la otra y la otra le pone al uno. Sin embargo en su ser interno y en su expresión externa no se lo pueden permitir. La Espe porque no puede ser infiel a sus casas y mandatos, Alberto porque un delegado de clase no puede permitirse un devaneo con alguien de otro estamento. A los dos les mola la vida oculta del otro, pero como no pueden conseguirlo se tiran los trastos aparentemente.

Y mientras tanto, los madrileños contemplamos atónitos esta historia de amor disfrazada de odio y nos divertimos con la idea del guionista (que no es otro que el profe Mariano) que intenta meter a un tercero en discordia (Pepe Luis, que es el delegado de otra clase) para convertir ésto en un trío.

Para que luego digan que las series de televisión son enrevesadas.

Sed felices. Nunca cejeis en ese intento.

Mistery.